Es normal que, cuando uno está ingresado en un hospital, cueste mucho ser un paciente activo y comunicarse bien con todos los médicos, enfermeras y demás profesionales que nos atienden.
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Es importante recordar que, salvo excepciones, se sigue teniendo capacidad para hablar y tomar decisiones. Si ya de por sí puede ser difícil hablar con un solo médico, como se haría en la consulta, en el hospital estamos obligados a hablar con diversos profesionales que acudirán a la habitación.
Hoy vamos a ver cómo se organiza la atención sanitaria en el hospital para que podamos sacar el máximo partido y minimizar los errores.
El médico responsable
Para cada paciente debe haber un facultativo que coordine el trabajo de los demás profesionales, y sea el interlocutor del paciente. Si uno va a someterse a una intervención quirúrgica, el médico responsable será el cirujano; si se está en el hospital por una enfermedad, será el especialista más adecuado a esa patología. Dependiendo de la organización, a veces el médico que atiende a pacientes en consultas externas se encarga algunos días también de los ingresados.
Los médicos adjuntos controlan a sus pacientes durante las «rondas» diarias. Es el momento en que el médico responsable ve cómo evolucionamos y responde a las preguntas que hayan podido surgir. El médico o el personal de enfermería dirán a qué hora del día cabe esperar su visita. Pero no debe extrañarse uno si algunos días el médico viene mucho más tarde de lo esperado.
Los doctores trabajan por turnos, por lo que el médico responsable puede cambiar algunos días. Hay que averiguar quién es y pedir que avisen si cambia.
Otros profesionales sanitarios (con los que también conviene llevarse bien)
Durante la estancia en el hospital, le atenderán a uno distintos profesionales sanitarios, dependiendo del motivo por el que se esté allí.
Destacan las enfermeras. Trabajan por turnos, así que probablemente se conocerá a tres o más durante el ingreso. Las enfermeras son un gran recurso: están formadas para ayudar a saber qué está pasando. Y si uno tiene alguna pregunta que no puedan responder, sabrán cómo ayudar a obtener la respuesta.
Para atender determinados problemas de salud hay enfermeras especialistas, que cuentan con una formación muy específica.
Otros profesionales sanitarios son auxiliares de enfermería, celadores u otros médicos de especialidades distintas al motivo principal del ingreso, así como nutricionistas, fisioterapeutas, logopedas, o psicólogos, entre otros.
Como vemos, se trata de una organización muy compleja, por lo que tiene todo el sentido del mundo:
Prevenir errores en el hospital
En el hospital se producen muchos errores médicos. Por ejemplo, se puede recibir una comida o un medicamento equivocados. He aquí algunas preguntas que pueden hacerse para prevenir errores:
- ¿Soy la persona adecuada? Hay que asegurarse de que los trabajadores del hospital comprueban la identificación o preguntan el nombre antes de aceptar algo.
- ¿Se ha lavado las manos? Puede parecer una pregunta extraña y hasta impertinente, pero hacerlo puede prevenir infecciones. Eso sí, si está justificada, si hay riesgo de infección.
- ¿Cuánto tiempo necesito esto?Hay que preguntar sobre cada paso del tratamiento. Por ejemplo, si se tiene una sonda urinaria, hay que informarse sobre ella. Cuanto más tiempo se tenga puesta, más probabilidades habrá de contraer una infección.
- ¿Qué debo hacer cuando vuelva a casa? Antes de recibir el alta, el médico debe explicar y dejar por escrito el plan de tratamiento y seguimiento. Debe quedar claro el uso de medicamentos, lo que se puede hacer y lo que se debe evitar, así como cuándo se pueden recuperar las actividades cotidianas. Si dan una hoja de instrucciones, hay que leerla y asegurarse de que se comprende.
Por otra parte, ¿qué hay de si uno tiene que pasar por el quirófano? Pues que habrá que
Prevenir errores en cirugía
Antes de nada, hay que informar al cirujano de:
- Si alguna vez se ha tenido una mala reacción a la anestesia.
- Si se toman vitaminas, suplementos o hierbas medicinales.
- Si se tiene un documento de voluntades anticipadas. Si no es el caso, esta puede ser una buena ocasión para prepararlo, y darlo a conocer.
- Si uno se resfría, tiene fiebre, gripe u otra enfermedad cerca de la fecha de la operación. Antes de someterse a una intervención quirúrgica, hay que asegurarse de que todos saben lo que va a ocurrir, empezando por uno y terminando por el cirujano. Hay que preguntarle qué opina de la operación y si hay algún riesgo que se deba conocer. Conviene decirle qué le preocupa a uno.
- Y preguntarle si se tiene que dejar de tomar algún medicamento o dejar de comer o beber antes de la operación. Antes de entrar al quirófano, es buena idea pedirle al cirujano que marque en la piel la zona correcta para la cirugía. Es raro que la operación se realice en la parte equivocada del cuerpo, pero ocurre.
Antes de volver a casa, además de preguntar por los fármacos que se necesitarán, también hay que recibir indicaciones sobre que se puede o no comer, y cómo cuidar los cortes quirúrgicos. Y cuándo pedir ayuda.
Esto es todo por hoy, espero que hayas encontrado útil esta información y que vaya muy bien. ¡Muchas gracias! ¿Te animas a comentar, compartir o suscribirte?