Colaborar con el médico

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Algunos pacientes solo quieren que sus médicos les digan lo que tienen que hacer. No quieren saber los porqués ni los cómos. A veces, eso está bien. Pero si de verdad se quiere recibir la mejor atención hay que ser al mismo tiempo paciente y alumno.
Para serlo, no se debe uno limitar a preguntar al médico qué hay que hacer, sino que hay que enterarse de por qué. El médico estará encantado de ayudar a entender lo que recomienda.
Muchos pueden tener reparos porque el médico lo considere a uno un paciente difícil, demasiado preguntón. Hacer preguntas no es ser difícil, es participar de forma activa en el cuidado de la salud.
Que el médico nos explique por qué recomienda una opción nos da una información valiosa de cómo ha ponderado la historia clínica, los informes y las pruebas; pero además da pie a debatir otras opciones: cuáles parecen mejores, cuáles son los pros y los contras, y qué efectos podría tener el plan propuesto a corto y largo plazo.
Hay un viejo dicho que habla de que no hay enfermedades, sino enfermos. Cada paciente es diferente, cierto; pero la experiencia del médico resolviendo las mismas preguntas y decisiones con otros pacientes es muy relevante. Desde luego, no todos los facultativos son muy buenos haciendo de profesores o guías, pero todos ellos ayudan a obtener las respuestas que se precisan.

Prepararse para cada visita al médico

Si uno se prepara cada visita, el médico nos atenderá mejor, y  ambos aprovecharán al máximo la consulta. Ya tratamos en este medio este asunto. Vamos a ver aquí un resumen:

  • Hay que estar preparados para decir cuáles son los síntomas principales, cuándo empezaron y qué se ha hecho para tratarlos hasta ahora. Por cierto, si estamos en la consulta de un especialista, conviene ceñirse a su rama de la medicina. El dolor de la rodilla le interesa poco al cardiólogo, ¿me explico? No contribuyamos a que se exaspere, porque suelen trabajar a contrarreloj. Así que puede ser útil escribir los síntomas de su especialidad antes de la visita.
  • Hablando de escribir: conviene apuntar las tres preguntas que más le gustaría a uno que le respondieran. Si el médico no las menciona, no hay que tener miedo de preguntar.
  • El médico apreciará que se lleve una lista de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que se estén tomando.
  • Si es posible y el facultativo no tiene acceso desde su ordenador, hay que reunir todos los historiales médicos de tratamientos anteriores por el mismo problema, o relacionados. Esto incluye copias de los informes de pruebas recientes, si las pruebas fueron realizadas por un médico diferente.

Una vez el doctor disponga de toda la información, toca escucharlo, prestarle toda la atención; y hacer preguntas, si no se entiende algo. Lo cual puede ser más difícil de lo que parece: cuando uno no se encuentra bien o está preocupado por su salud, es más difícil de lo normal entender lo que dice el médico. Por eso, hay que hacer preguntas. Aquí van algunas sugerencias:
    «Quiero asegurarme de que lo entiendo. ¿Podría repetirlo?
    «Cuénteme más sobre…».
    «¿Podrías explicármelo de otra manera?».
    «¿Puede hacerme un dibujo?
    «¿Puedo leer más sobre esto en algún sitio? ¿Tiene algo que pueda enviarme electrónicamente?»
Al final, normalmente, el médico proporcionará una hoja con el diagnóstico, el plan de tratamiento y de seguimiento.  No tiene mucho sentido desgastar su paciencia pidiendo que nos diga lo que está ya por escrito, por ejemplo, qué pastilla hay que tomar, a qué dosis, y a qué horas. Distinto es que comprendamos para qué se toma, eso sí nos deberíamos enterar meridianamente.
Otra buena idea es pedir a un familiar o amigo que le acompañe a uno durante la consulta. Puede tomar notas, hacer preguntas para aclarar la información y ayudar a recordar lo que dice el médico.
 Por cierto, conviene ser sincero y directo sobre lo que se piensa o no se piensa hacer.

Informar al médico sobre preocupaciones acerca del coste

A pesar de que en España no se le pide al paciente de la sanidad pública un desembolso por la atención recibida, pueden recetarse tratamientos muy caros, aunque estén parcialmente cubiertos por los impuestos. Además, puede que me estés leyendo desde un país donde la sanidad se organice de otra manera, o que dispongas de un seguro privado de salud.
Hay que tener claro que el principal objetivo de un médico es ayudar a mejorar, no ahorrar dinero. Pero si uno habla, el médico podrá ayudar con ambas cosas.
Independientemente de dónde viva uno, no cabe esperar que el médico sepa el coste exacto de un medicamento, una prueba o un tratamiento. Hay muchos factores que determinan el precio de la atención sanitaria. Entre ellos están el reparto de costes del seguro de salud, cómo se facturan la atención y las pruebas, así como el lugar donde se asiste, entre otros. Pero el médico puede dar una idea del importe de una opción en comparación con otra.
Tengamos en cuenta que la mejor atención no es necesariamente la más cara, y que los incentivos financieros pueden distorsionar el buen juicio clínico, es decir, lo que es mejor para la salud del paciente. Ojo con las pruebas innecesarias, que no van a cambiar decisiones, y que solo se prescriben para quedarse más tranquilos, por ejemplo.

Preguntas al final de la visita

    ¿Cuándo debo volver para otra visita? ¿Me avisan? ¿Y si no me llega la cita?
    ¿Cuándo estarán disponibles los resultados de las pruebas?
    ¿Debo ponerme en contacto con usted o usted conmigo?
    Hay que acordarse de pedir copias de los resultados de las pruebas, si es que no podemos acceder a ellas en línea.
    ¿Hay algún signo de peligro al que deba prestar atención?
    ¿Qué más necesito saber?

Aprender todo lo posible sobre el propio problema de salud

Una buena información es una herramienta poderosa para tomar decisiones acertadas sobre la salud. Esto es cierto tanto si se obtiene del médico, de la biblioteca o de un sitio web de confianza. Si se tiene un problema complicado o se quiere saber más sobre las opciones terapéuticas, aquí hay algunas cosas que se pueden hacer.

  • Lo primero es preguntar al clínico si dispone de información que pueda uno llevarse a casa. Algunos médicos ofrecen folletos o reimpresiones de revistas médicas. Otros prefieren enviar enlaces a vídeos, sitios web u otra información electrónica.
  • Si se tiene que tomar una decisión sobre un tratamiento, conviene averiguar con qué rapidez debe tomarse. Puede que se disponga de unos días, semanas o meses para explorar las opciones.
  • Si el seguro de salud dispone de una línea telefónica de asesoramiento, se puede llamar y preguntar. También pueden ofrecer información sanitaria en su sitio web.
  • Si uno se maneja en Internet, dejo aquí debajo los enlaces a varios sitios que  presentan información basada en el análisis de un amplio conjunto de pruebas médicas.
Enlaces de interés

Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ): https://www.ahrq.gov/es/informacion-en-espanol/index.html
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): https://www.cdc.gov/spanish/
American Diabetes Association: https://diatribe.org/diabetes-management/your-guide-2023-ada-standards-care
National Cancer Institute: https://www.cancer.gov/espanol

En el hospital

Estar en el hospital puede ser incluso más estresante que acudir a una consulta. Y el estrés dificulta aún más entender lo que nos dicen.
Si a uno se le ocurren preguntas antes de cuando no está el médico, conviene anotarlas para hacérselas cuando pase. Esto es importante porque es posible que el médico solo venga una vez al día. Las preguntas olvidadas tendrán que esperar hasta el día siguiente.
También puede ser útil tener a un amigo o familiar en la habitación cuando venga el médico u otro profesional. Esta persona puede ayudar a recordar cosas que uno quería preguntar y puede que se le ocurran preguntas en las que no se había pensado.
De todas maneras, estar en el hospital merece un capítulo aparte, que dejamos para otra ocasión.
Espero que vaya muy bien, y que hayas encontrado útil esta información. ¡Muchas gracias!

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