La incidencia del cáncer de páncreas ha aumentado notablemente en las últimas décadas. Es un tumor poco frecuente en España, con unos 8.000 casos por año [infografía en PDF]. Aunque es uno de los cánceres menos comunes, su letalidad es alta, mayor del 97%. De hecho, es la tercera causa de muerte por cáncer en este país. A pesar de la elevada tasa de mortalidad, no se conocen bien sus causas.
El páncreas es una glándula de unos 15 cm de largo que tiene forma de pera fina tumbada de lado. Se encuentra entre el estómago y la columna vertebral. Tiene dos funciones principales:
- Producir jugos que ayudan a descomponer los alimentos en sustancias que el cuerpo puede utilizar. Y
- Producir hormonas, como la insulina y el glucagón, que ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre y a utilizar y almacenar la energía que se obtiene de los alimentos.
El cáncer de páncreas puede producirse en las células exocrinas del páncreas, que producen jugos digestivos, o en las células endocrinas, que producen hormonas. Alrededor del 95% de los cánceres de páncreas comienzan en las células exocrinas.
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Factores de riesgo
Tener uno o más factores de riesgo no significa que se vaya a padecer cáncer pancreático: Muchas personas con factores de riesgo nunca lo desarrollan, mientras que otras sin ninguno conocido sí lo hacen.
Existen muchos factores de riesgo de este cáncer, si bien muchos de ellos no lo provocan directamente, sino que aumentan la probabilidad de que se produzcan daños en el ADN de las células que pueden conducir al cáncer de páncreas.
Entre ellos están:
- fumar;
- tener sobrepeso;
- tener antecedentes personales de diabetes o pancreatitis crónica;
- tener antecedentes familiares de cáncer de páncreas o pancreatitis;
- padecer ciertas enfermedades hereditarias, como:
- síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (MEN1);
- cáncer de colon sin poliposis hereditario (CCSPH; síndrome de Lynch);
- síndrome de von Hippel-Lindau;
- síndrome de Peutz-Jeghers;
- síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario;
- síndrome de melanoma atípico familiar múltiple (FAMMM);
- ataxia-telangiectasia.
Conviene hablar con el médico si se cree que se puede estar en riesgo.
Síntomas
Al principio, este cáncer puede no causar ningún signo o síntoma, por lo que es difícil de detectar. A medida que el cáncer crece, los síntomas pueden incluir:
- ictericia (coloración amarillenta de la piel y el blanco de los ojos);
- heces de color claro;
- orina oscura;
- dolor en la parte superior o media del abdomen y en la espalda;
- pérdida de peso sin motivo conocido;
- pérdida de apetito;
- fatiga.
Estos síntomas pueden estar causados por muchas afecciones distintas del cáncer de páncreas. Es importante consultar al médico estas manifestaciones para averiguar la causa y comenzar el tratamiento, si es necesario.
Difícil diagnóstico precoz
El cáncer de páncreas es difícil de detectar y diagnosticar por las siguientes razones:
- No hay signos ni síntomas perceptibles en las primeras fases.
- Cuando aparecen, se pueden confundir con los de muchas otras enfermedades.
- El páncreas está oculto detrás de otros órganos como el estómago, el intestino delgado, el hígado, la vesícula biliar, el bazo y los conductos biliares.
El cáncer de páncreas suele diagnosticarse mediante pruebas y procedimientos que toman imágenes del órgano y de la zona circundante. El proceso utilizado para averiguar si las células cancerosas se han extendido dentro y alrededor del páncreas se denomina estadificación. Las pruebas y procedimientos para detectar, diagnosticar y estadificar el cáncer de páncreas suelen realizarse al mismo tiempo. Para planificar el tratamiento, es importante conocer el estadio de la enfermedad y saber si el cáncer de páncreas puede extirparse mediante cirugía.
Además de preguntar por los antecedentes médicos personales y familiares y de realizar un examen físico, el médico puede llevar a cabo las siguientes pruebas:
- El estudio bioquímico de la sangre es una prueba de laboratorio en la que se analiza una muestra de sangre para medir las cantidades de ciertas sustancias, como la bilirrubina, que los órganos y tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad inusual (mayor o menor de lo normal) de una sustancia puede ser signo de enfermedad.
- La prueba de marcadores tumorales es un procedimiento en el que se analiza una muestra de sangre, orina o tejido para medir las cantidades de determinadas sustancias, como el CA 19-9 y el antígeno carcinoembrionario (ACE), producidas por órganos, tejidos o células tumorales del organismo. Ciertas sustancias se relacionan con tipos específicos de cáncer cuando se encuentran en niveles elevados en el organismo.
- La resonancia magnética nuclear (RMN) utiliza un imán, ondas de radio y un ordenador para obtener una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo.
- La tomografía computarizada (TC) utiliza un ordenador conectado a un aparato de rayos X para obtener una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo. Las imágenes se toman desde distintos ángulos y se utilizan para crear vistas tridimensionales de tejidos y órganos. Puede inyectarse un colorante en una vena o ingerirse para que los órganos o tejidos aparezcan con mayor claridad. La tomografía computarizada helicoidal explora el cuerpo en una trayectoria espiral.
- La PET (tomografía por emisión de positrones) utiliza una pequeña cantidad de azúcar radiactivo (también llamado glucosa) que se inyecta en una vena. A continuación, un escáner gira alrededor del cuerpo para obtener imágenes computarizadas detalladas de las zonas donde se absorbe la glucosa. Dado que las células cancerosas suelen absorber más glucosa que las normales, las imágenes pueden detectarlas. La PET y la TC suelen y pueden utilizarse al mismo tiempo. Esto se denomina PET-TAC.
- La ecografía abdominal toma imágenes del interior del abdomen. El transductor de ultrasonidos se presiona contra la piel del abdomen y dirige ondas sonoras de alta energía (ultrasonidos) hacia el interior. Las ondas rebotan en los tejidos y órganos internos y producen ecos. El transductor recibe los ecos y los envía a un ordenador, que los utiliza para obtener imágenes denominadas ecografía.
- La ecografía endoscópica (EE) es un procedimiento en el que se utiliza un endoscopio que se introduce en el cuerpo, normalmente a través de la boca o el recto. Un endoscopio es un instrumento delgado en forma de tubo con una luz y una lente para ver. Se utiliza una sonda situada en el extremo del endoscopio para hacer rebotar ultrasonidos en los tejidos u órganos internos y producir ecos. Este procedimiento se denomina endosonografía.
- La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) es un procedimiento para radiografiar los conductos que llevan la bilis del hígado a la vesícula biliar y de la vesícula biliar al intestino delgado. A veces, el cáncer de páncreas hace que estos conductos se estrechen y bloqueen o ralenticen el flujo de bilis, provocando ictericia. Se introduce un endoscopio por la boca, el esófago y el estómago hasta la primera parte del intestino delgado. A continuación, se introduce un catéter (un tubo más pequeño) a través del endoscopio hasta los conductos pancreáticos. A través del catéter se inyecta un colorante en los conductos y se toma una radiografía. Si los conductos están obstruidos por un tumor, puede introducirse un tubo fino en el conducto para desobstruirlo. Este tubo (o endoprótesis) puede dejarse colocado para mantener abierto el conducto. También pueden tomarse muestras de tejido.
- La colangiografía transhepática percutánea (CTP) es un procedimiento para radiografiar el hígado y los conductos biliares. Se introduce una aguja fina a través de la piel por debajo de las costillas hasta el hígado. Se inyecta un colorante en el hígado o los conductos biliares y se realiza una radiografía. Si se detecta una obstrucción, a veces se deja en el hígado un tubo delgado y flexible denominado stent para drenar la bilis al intestino delgado o a una bolsa de recogida fuera del cuerpo. Esta prueba solo se realiza si no es posible realizar una CPRE.
- La laparoscopia es un procedimiento quirúrgico para observar los órganos del interior del abdomen y detectar signos de enfermedad. Se realizan pequeños cortes en la pared del abdomen y se introduce un laparoscopio (un tubo fino con luz) en una de las incisiones. El instrumento puede tener una sonda de ultrasonidos. Esto se denomina ecografía laparoscópica. Pueden introducirse otras herramientas a través de la misma incisión o de otras para realizar procedimientos como tomar muestras de tejido del páncreas o una muestra de líquido del abdomen para detectar un cáncer.
- La biopsia es la extracción de células o tejidos para que un patólogo pueda examinarlos al microscopio y detectar signos de cáncer. Hay varias formas de realizar una biopsia para el cáncer de páncreas. Se puede insertar una aguja fina o una aguja gruesa en el páncreas durante una radiografía o ecografía para extraer células. También se puede extraer tejido durante una laparoscopia o una intervención quirúrgica para extirpar el tumor.
Una segunda opinión
Es posible que se quiera tener una segunda opinión para confirmar un diagnóstico de cáncer de páncreas y el plan de tratamiento. Si se busca una segunda opinión, habrá que obtener los resultados de las pruebas médicas y los informes del primer médico para compartirlos con el segundo. El segundo médico revisará el informe patológico, los cortes y las exploraciones. Puede estar de acuerdo con el primer médico, sugerir cambios u otro enfoque de tratamiento, o proporcionar más información sobre el cáncer.
Factores que afectan al pronóstico
La probabilidad de recuperación y las opciones de tratamiento dependen de:
- si el tumor puede extirparse mediante cirugía;
- el estadio del cáncer (el tamaño del tumor y si el cáncer se ha extendido fuera del páncreas a tejidos o ganglios linfáticos cercanos o a otras partes del cuerpo);
- el estado general de salud del paciente;
- si el cáncer se acaba de diagnosticar o ha reaparecido.
El cáncer de páncreas solo puede controlarse si se detecta antes de que se haya extendido, cuando puede extirparse completamente mediante cirugía. Si el cáncer se ha extendido, el tratamiento paliativo puede mejorar la calidad de vida del paciente controlando los síntomas y las complicaciones de esta enfermedad.
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