Resbalar, tropezar, bajar por una escalera sin pasamanos o subirse a un taburete son causas frecuentes de caídas, que en el caso de las personas mayores pueden llegar a afectar gravemente a la salud.
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Este tipo de accidentes pueden ser fruto de la mala suerte o problemas asociados a envejecer, como la pérdida de visión o la debilidad muscular, pero también pueden deberse a factores controlables.
Ciertos medicamentos pueden aumentar el riesgo de caídas. En algunos casos, basta tomar algunas medidas de prevención, como usar bastones o andadores o hacer ejercicios para mejorar la movilidad. Sin embargo, a veces el médico debe valorar, en función del riesgo, si hay que reducir la dosis de ciertos fármacos, o incluso suprimirlos.
¿Qué factores pueden provocar una caída?
Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir caídas:
- Personales, como la medicación, la dieta inadecuada, el abuso de alcohol, el miedo a caer o llevar un calzado inapropiado.
- Ambientales, que tienen que ver con el lugar de residencia, el estado de las calles, y el clima.
¿Qué medicamentos se asocian a un mayor riesgo de caídas?
Todos los medicamentos producen efectos secundarios. Algunos de estos efectos, como la confusión, la somnolencia, la sedación, las alteraciones del equilibrio o de la marcha, y los trastornos de la visión, pueden predisponer a caídas.
Los medicamentos con mayor riesgo de propiciar caídas son algunos que se emplean para tratar algunos problemas de salud mental, como los antidepresivos y antipsicóticos. Pero hay más:
- Medicamentos para el dolor. Algunas personas que toman analgésicos derivados de la morfina presentan efectos sobre el sistema nervioso central (mareo, dolor de cabeza, somnolencia, confusión, etc.).
- Medicamentos para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y broncodilatadores para enfermedades respiratorias, como el asma y la EPOC. Todos ellos pueden provocar visión borrosa y confusión, especialmente en personas mayores.
- Medicamentos para el tratamiento de la diabetes. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas por las caídas que provocan los estados de hipoglucemia, la disminución del nivel de glucosa o azúcar en sangre.
- Medicamentos para el control de la tensión arterial. Pueden producir un descenso excesivo de la tensión arterial por un cambio brusco de posición corporal (por ejemplo, estar sentado y ponerse de pie) y llegar a provocar mareo o desmayo. Pueden reducir además la densidad mineral ósea y este efecto también se asocia a un mayor riesgo de caídas.
- Otros medicamentos. Dentro de este grupo se incluyen medicamentos que tratan la hiperplasia benigna de próstata (agrandamiento de la próstata), los colirios que se utilizan para los glaucomas y los fármacos que pueden producir un contenido anormalmente bajo de potasio en la sangre, como los corticoides y los diuréticos, o de sodio, como los antiepilépticos.
- Mención aparte merecen las benzodiacepinas, como lorazepam, flurazepam, lormetazepam, o el triazolam, así como los fármacos Z (zopiclona y zolpidem): son los medicamentos más utilizados para tratar el insomnio en personas mayores. Los efectos sedantes de estos medicamentos que ayudan a relajarse y a dormirse se mantienen durante el día. Además, se puede tener somnolencia, mareo, dificultades para concentrarse o retener en la memoria o, incluso, hacer movimientos descoordinados que pueden provocar caídas. Existen tres tipos, en función de la duración del efecto del medicamento: menos de 6 horas (semivida corta); de 6 a 12 horas (semivida intermedia) y más de 12 horas (semivida larga). Semivida es el término que se usa para indicar el tiempo que pasa hasta que la concentración de la sustancia se reduce a la mitad.
Las benzodiacepinas que tienen un efecto de más de 12 horas (como el diazepam, por ejemplo) no deben tomarse rutinariamente para el insomnio, pues aumentan el riesgo de caídas y fracturas en las personas mayores, especialmente cuando se toman durante más de cuatro semanas.
En caso de que sea necesario el tratamiento con benzodiacepinas, es preferible
utilizar aquellas con un efecto inferior a 6 horas y restringirlas a un máximo de 2-4 semanas.
máximo de 2-4 semanas para evitar efectos secundarios a largo plazo. Es mejor realizar una valoración geriátrica integral, que incluya los hábitos y calidad del sueño, así como otros aspectos psicológicos, y por supuesto, una revisión de los fármacos que se toman, entre otros aspectos.
¿Qué debo hacer si tomo alguno de estos medicamentos?
Nunca se debe dejar de tomar ningún medicamento que haya prescrito el médico sin consultarle previamente. Él debe valorar si es necesario revisar la medicación, reducir la dosis, suprimirla, y valorar si hay alguna alternativa más segura, que tenga un mejor balance riesgo-beneficio.
Por otra parte, podemos plantearnos mejorar el equilibrio mediante ejercicios. ¿Cuáles? Pues mantenerse sobre un pie, caminar de talón a dedos, ponerse de puntillas y levantar los dedos de los pies, tai chi, pilates, bailar…
¿Cómo evitar las caídas?
Utilizar bastones o ayudas para andar y un calzado adecuado pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir una caída.
También conviene realizar revisiones oftalmológicas periódicas para garantizar una buena salud visual y realizar ejercicios para mejorar la movilidad y el equilibrio.
Otra medida preventiva eficaz es aumentar la seguridad del hogar, con la instalación de asideros en el baño o en la ducha, adecuar los espacios y eliminar obstáculos, como las alfombras, y mejorar la iluminación.
En caso dudas sobre la medicación, hay que consultar con el médico o el farmacéutico.
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